Hace pocos días se hizo púbico en los medios una situación en la cual la CEO de una empresa fue desvinculada por teléfono después de trabajar más de treinta años allí.
Desconozco los pormenores del caso, no hubo ningún comunicado de la empresa, conozco solo lo expresado por la protagonista.
Basado en el relato publicado más comentarios de otras personas contando experiencias parecidas es interesante reflexionar sobre el tema de la desvinculación de directivos en las empresas.
Hacerse cargo de comunicar una desvinculación es una tarea ingrata de la cual pocos desean hacerse cargo, más cuando no hay una política diseñada al respecto ni la preparación adecuada para hacerlo.
¿Cuáles son las consecuencias que no haya políticas y preparación?
Muy sencillo. Se hace mal. ¿Qué quiere decir hacerlo mal? Dañar o lastimar.
Se daña a la persona pero también se daña y lastima a la organización. La persona que es protagonista de la desvinculación se siente mal, veamos estos testimonios reales:
“fue lo peor que me sucedió en mi vida laboral, aún recuerdo la frialdad y total falta de empatía y el sentimiento de que no servís para nada”;
“el mal manejo tiene un costo inmenso para quien es desvinculado pero principalmente para la organización que de haber manejado las cosas de una forma más “humana”, seguramente no hubieran tenido”;
“la manera en que sucedió es lejos de lo más brutal, violento e injusto que he vivido en mi vida”;
“después de 8 años, fue sorpresivo, no hubo nunca una conversación anterior, me senti realmente muy mal.. muy dolido, casi estafado porque siempre intenté dar lo mejor y logre liderar varios proyectos exitosos”
“Nunca nadie me HABLÓ ni advirtió , todo lo contrario, fue espantoso el destrato además del hecho de ser despedida”
En los últimos años se implantó la idea en el management organizacional una revalorización de las personas, con el enunciado de “el mayor capital de la empresa es la gente”.
¿Se verifica esto en el día a día de la empresa o es un mero “slogan” porqué está bien visto?
Considero que el cuidado de las personas como tales, por el solo hecho de ser personas le agrega valor a la empresa, la hacen una mejor empresa frente a los empleados, los proveedores y clientes.
Es probable que a muchos no les importe o no les interese agregar valor a la empresa, pero para aquellos a los que sí les interesa quisiera comentar que hay maneras mejores de llevar adelante un proceso de desvinculación.
Pensemos en los esfuerzos que hace una empresa en el otro extremo del asunto, la incorporación de nuevo personal, existen los llamados “procesos de inducción” que facilitan el ingreso y generan compromiso y lealtad.
No se pone el mismo esmero en la desvinculación. ¿Hasta dónde llega la responsabilidad de la empresa con un directivo? ¿Cuándo lo necesitamos nos esmeramos y cuando ya lo necesitamos lo descartamos como si fuera una máquina inservible?
Es un tema que incluye la responsabilidad social de la empresa, la ética y la moral. Puede ser que un procedimiento sea legal pero que no sea ético, y no es ético cuando descuida a la persona.
No es ético cuando el concepto “el capital más importante de nuestra empresa es su gente” simplemente es un slogan que no se cumple en la realidad de la gestión.
Aclarar que la desvinculación puede ser justificada, no abro juicios de valor sobre si es justa o injusta, si es necesaria, más a favor de hacer las cosas bien. No se trata solo de terminar un contrato y pedir que se lleven sus cosas. No aplica a los casos en los que se descubren delitos contra la empresa o sabotajes a las tareas en cuyo caso la alternativa única es separar a la persona y cuanto antes.
En ocasiones no se quiere hacer las cosas mejor, en muchas otras no se sabe cómo hacerlo. Y sí, hay mejores maneras de hacerlo. Aunque el proceso es uno soslo podemos distinguir dos momentos que necesitan diferentes actores. Veamos:
El primer momento corresponde al superior directo del involucrado:
Un ex directivo puede ser alguien que defienda a la empresa o ser un detractor. Eso depende de si el procedimiento es prolijo, justo y ético.
El segundo momento es cuando la persona ya no continúa en su trabajo pero la empresa le ofrece un acompañamiento para ayudarlo a sobrellevar el momento, este proceso en general es realizado (y es recomendable) por profesionales especializados ajenos a la empresa.
En que beneficia al directivo desvinculado:
En que beneficia a la empresa: