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ANÁLISIS ECONÓMICO EN LA ERA TRUMP

La expectativa sobre el rumbo de la economía nacional, y su impacto global, genera un interés significativo en diversos sectores.

Más allá de cualquier análisis general sobre este nuevo mandato, esta revisión se enfoca en las propuestas dirigidas a sectores económicos clave, con un énfasis especial en su conexión directa o indirecta con las energías fósiles. La pregunta que más resuena en este momento es: ¿Será su gobierno similar al primer mandato?

El panorama económico ha cambiado considerablemente desde 2016. Las necesidades globales, la oferta y la demanda en ciertos sectores, así como los ciclos económicos, han evolucionado rápidamente. El estilo de vida y la demografía también han experimentado transformaciones significativas. Trump se enfrenta hoy a un contexto económico marcado por ciclos más acelerados, una economía más exigente en términos de resultados y expectativas, y un acceso a la información mucho más eficiente y rápida que hace unos años.

En la actualidad, Estados Unidos enfrenta una deuda superior a los 36 billones de dólares y un desafío en materia de política monetaria, con niveles de inflación que aún no alcanzan los objetivos establecidos y una tasa de empleo en proceso de recuperación. Estas condiciones exigen medidas que no desestabilicen el crecimiento económico.

Las propuestas y el discurso de Trump apuntan hacia una política económica proteccionista, enfocada en fortalecer la producción interna, incrementar las exportaciones y limitar las importaciones. Su objetivo parece ser el hecho de consolidar el dominio estadounidense en sectores estratégicos como tecnología, mercados alternativos (incluidas las criptomonedas), industria y manufactura, defensa y seguridad, comercio, agroindustria y finanzas, con especial atención en empresas de medianas y grandes capitalizaciones.

Si analizamos en detalle, la mayoría de estos sectores dependen de un eje transversal, las rutas comerciales. Para ello, Trump busca potenciar el sector energético tradicional, especialmente en petróleo y gas, asegurando que sus decisiones se alineen con el contexto de política monetaria que la Reserva Federal ha venido implementando desde la pandemia.

Un punto relevante es su intención de consolidar la influencia estadounidense en diferentes regiones estratégicas, desde Groenlandia hasta el Canal de Panamá, lo que podría generar beneficios económicos puntuales para el país.

Si desglosamos los sectores que se esperan sean de alto potencial; el sector tecnológico experimentó un crecimiento cercano al 30% el año pasado, por esto Trump planea destinar esfuerzos significativos en políticas que impulsen la manufactura tecnológica y fomenten la innovación en este sector estratégico. El interés en los mercados alternativos, especialmente las criptomonedas, podría tomar un papel relevante durante este mandato. Se prevé que Trump implemente regulaciones específicas y establezca un departamento enfocado en esta clase de activos digitales. En cuanto a industria y manufactura, Trump promueve la producción local sobre las importaciones, impulsando a las empresas manufactureras estadounidenses. Esta política busca revitalizar el sector industrial, generando empleo y fortaleciendo la economía interna. La postura pro-militar de Trump sugiere un aumento en el presupuesto de defensa. Esto beneficiará a las empresas relacionadas con la industria militar y tecnológica enfocada en seguridad nacional. Durante su primer mandato, Trump promovió acuerdos comerciales favorables para los agricultores estadounidenses. Es probable que esta política se mantenga, beneficiando a los productores locales y fortaleciendo la seguridad alimentaria.

Uno de los mayores desafíos que enfrentará Trump en el sector energético será su relación con la OPEP+. Muchos de los principales países miembros de la OPEP+ son rivales políticos de Trump, lo que podría dificultar las negociaciones.

La OPEP+ desconfía de un posible aumento en la producción de petróleo por parte de Estados Unidos, ya que esto erosionaría aún más su cuota de mercado y obstaculizaría los esfuerzos del grupo por mantener los precios del crudo. Este contexto genera incertidumbre sobre cómo manejará Trump las relaciones internacionales en el sector energético y las posibles tensiones que puedan surgir.