La lucha antilavado: Una escalada jurídica en ascenso
La mayoría de las personas están conscientes del grave daño que el uso ilícito de las drogas está ocasionando a la sociedad, también el crimen organizado, dedicado al tráfico de drogas y otras actividades ilegales como el terrorismo, produce cada vez más alarma social, representando una autentica amenaza para las naciones, sus gobiernos, e instituciones tanto públicas como privadas. Por lo antes dicho, encontramos que, la delincuencia organizada, la cual origina el llamado “dinero negro” involucra actividades delictivas relacionadas con sustancias estupefacientes y psicotrópicas, robos, extorciones, sicariato, redes de prostitución, trata de personas, contrabando de órganos, actividades relacionadas con bandas armadas, delincuencia organizada o grupos terroristas. En todos los casos se ha encontrado un factor que está indisolublemente unido a la delincuencia, si es que no constituye su primera y única razón de ser, como lo es: la obtención y acumulación de grandes cantidades de dinero, bien como botín de los implicados o como medio que posibilite la comisión de otros delitos, como por ejemplo la venta de drogas para la compra de armas. Debido a que el dinero que proviene de las actividades antes señaladas no puede ser usado por sus poseedores, considerando que es , en sí mismo, un indicio del delito, es necesario disimular su origen y vestirlo de legitimidad, por tanto surge el “lavado de dinero”, “blanqueo de capitales” o “legitimación de capitales” todos estos términos utilizados según lo establezca la legislación de cada país, para referirse al proceso de inserción del dinero de origen criminal en los cauces económicos formales, en el circuito monetario oficial , tratando de ocultar su procedencia. Como es lógico, las tácticas utilizadas por las organizaciones criminales para lavar su dinero son muy variadas, pues están en continuo proceso de cambio, en términos genéricos las etapas de entrada del dinero de origen criminal en la corriente legal de fondos económicos son tres: • Colocación: cuando se manejan las mayores cantidades de efectivo que entra al circuito financiero fraccionadamente, en pequeñas sumas que se depositan en efectivo, tratando de canjearse por otros instrumentos financieros negociables, evitando los controles sobre grandes operaciones. • Estratificación o Diversificación: que ocurre cuando con el dinero colocado se realiza una serie de transacciones financieras que separen el dinero de su origen de modo suficiente como para borrar todo rastro y complicar el seguimiento por parte de las autoridades. • Integración: etapa en la cual el dinero vuelve a la circulación de modo que da la impresión de que se obtuvo legalmente, en esta etapa es extremadamente difícil distinguir entre enriquecimientos lícitos e ilícitos. Hasta no hace mucho, al hablar de las etapas habituales del lavado de dinero, se ha hecho referencia a las operaciones y transacciones que se realizan casi exclusivamente en entidades bancarias, tales como: apertura de cuentas, instrumentos de inversión, movilización de fondos, transferencias electrónicas, etcétera, y es en esencia allí que se concentra el foco de interés de quienes buscan lavar sus capitales, lo que se traduce en un mayor riesgo y control para dichas entidades como sujetos obligados a cumplir mecanismos de prevención y control que en materia de lavado de dinero impone la Ley. La cooperación entre países, la celebración de tratados internacionales, la evolución y creación de nuevas organizaciones con competencia en materia de prevención de lavado de dinero, ha ido ampliando el ámbito de acción hacia otros entes que no forman parte exclusiva del sector bancario, tales como: empresas de seguros, empresas del mercado de capitales como la Bolsa de Valores, Registros y Notarias Públicas, Bingos y Casinos, entre otros; quienes son también sujetos obligados que pueden y deben involucrarse en la prevención de este delito, para evitar sanciones y mas allá de ello, en la búsqueda del objetivo superior de procurar una sociedad más sana, ya que, el lavado de dinero, es una actividad compleja llevada a cabo con sobornos, corrupción de funcionarios e instituciones, aumento de la criminalidad, y que genera daños colaterales como distorsiones económicas, riesgos de contagio y reputacional para las empresas, por mencionar solo algunos, y cuyo efecto no es solo inmediato, sino perdurable en el tiempo, especialmente en la parte social por la descomposición generada por la dependencia o adicción a las drogas. En conclusión podríamos decir que falta mucho camino por recorrer en este campo, pero la globalización, la tecnología y la interdependencia comercial entre países, impulsan el surgimiento de más y mejores leyes que contrarresten el desarrollo del crimen organizado y el flagelo del lavado de dinero y sus efectos. Twitter: @constructivayc e-mail: yeseniacdiazl@gmail.com (La lucha antilavado: Una escalada jurídica en ascenso)