Retos actuales del directivo
En un entorno empresarial caracterizado por la incertidumbre, el dinamismo y complejidad creciente, la figura del directivo adquiere una relevancia crítica. La acción directiva, entendida como el conjunto de decisiones, estrategias y operaciones organizativas ejercidas por quienes están al mando de las empresas, es el motor que impulsa no solo la consecución de objetivos corporativos, sino también el desarrollo integral de las personas y de la sociedad.
El presente artículo analizará las diferentes dimensiones clave que conviene desarrollar en la actividad del directivo.
1. Toma de decisiones
La toma de decisiones directivas (que abordan problemas no estructurados) es el epicentro de la acción directiva. Este proceso implica:
- Diagnóstico y análisis: Identificar y analizar problemas u oportunidades dentro de la empresa.
- Evaluación de alternativas: Considerar diversas opciones y prever sus posibles consecuencias.
- Selección y ejecución: Elegir la mejor alternativa y llevarla a cabo, asumiendo la responsabilidad de los resultados.
La toma de decisiones no es un proceso técnico. La toma decisiones es una serie de pasos propios de la razón práctica (en cuanto al obrar, no al producir) que se desarrolla mediante la adquisición de hábitos intelectuales y virtudes operativas de la voluntad; por lo tanto, toda decisión directiva tiene una dimensión ética en cuanto que produce aprendizaje (crecimiento o decrecimiento inminente) en la persona del directivo e impacta en los demás.
2. Liderazgo y desarrollo del talento humano
El liderazgo es una forma de influir en los demás que va más allá de la autoridad formal. Es una forma de relacionarse con los demás que influye en la estructura misma del vínculo de la relación. Implica:
- Motivación e inspiración: Impulsar y guiar a los colaboradores para alcanzar su potencial y contribuir al logro de los objetivos organizacionales.
- Desarrollo personal y profesional: requiere de la aceptación de la persona y de la promoción del bien común que funcione de motor de la acción.
Esto es irrealizable de manera óptima y sostenible sin reconocer la dignidad de cada persona y de fomentar un ambiente de trabajo que respete y valore el crecimiento personal.
3. Planificación estratégica
Un directivo tiene la responsabilidad de definir y dirigir la estrategia organizacional:
- Visión y misión: descubrir los recursos necesarios para alcanzar la misión y visión propuestas por el consejo de administración.
- Objetivos y metas: Asegurar que los objetivos sean coherentes con la visión y que se traduzcan en metas específicas y medibles.
La planificación no es solo un ejercicio de predicción, sino de preparación para enfrentar los retos futuros con flexibilidad y creatividad.
4. Supervisión y evaluación
Otro aspecto crucial es la supervisión y la evaluación del desempeño:
- Monitoreo constante: Supervisar el progreso hacia los objetivos y asegurar el cumplimiento de los estándares establecidos.
- Ajuste de acciones: Realizar los cambios necesarios cuando se identifican desviaciones o nuevos desafíos.
5. Comunicación efectiva
La comunicación es una herramienta vital en la gestión directiva:
- Transparencia y claridad: Comunicar las expectativas, objetivos y reconocimientos de una manera clara y honesta.
- Escucha activa: Prestar atención a las necesidades, sugerencias y preocupaciones de los colaboradores.
Especialmente importante es la empatía y la capacidad de generar un diálogo constructivo, creando un sistema de retroalimentación efectivo.
EN DEFINITIVA
La gestión actual de los directivos se enfrenta a desafíos significativos en un entorno empresarial caracterizado por la incertidumbre, el dinamismo y la complejidad creciente. Siendo la eficacia el primer valor a realizar de los directivos (objetivo constitutivo de su quehacer), es la toma de decisiones efectiva, el liderazgo ético y el desarrollo del talento humano su reto más crucial. En resumen, los desafíos actuales del directivo requieren un equilibrio entre aspectos técnicos, humanos y éticos para garantizar un impacto positivo tanto en la empresa como en la sociedad en su conjunto.