Pasión por el liderazgo como clave de éxito
Ver a las personas lograr cosas que jamás creyeron posibles, es lo que la motiva diariamente
Sylvia Ramírez Rueda es escritora y conferenciante sobre Felicidad, Liderazgo y Marca Personal. En sus seminaios a nivel internacional, han asistido más de 60.000 personas. Cuenta con un best seller: “Felicidad a prueba de oficinas”, y ha sido destacada como “Referente en Felicidad y Personal Branding en América Latina” por Centrum, primera escuela de negocios de Latinoamérica.
Factor de Éxito conversó con Sylvia sobre qué la motivó a dejar de lado su carrera profesional como abogada para dedicarse completamente a sus conferencias y libros. Cuenta con másters en Derecho Administrativo, en practitioner de Programación Neurolingüística y coach ejecutivo certificada en España. Su trayectoria, el liderazgo y cómo ha dedicado una buena parte de sus contenidos a ayudar a las mujeres a caer en la cuenta de las actitudes, de los miedos y de las creencias que sabotean el desarrollo, son parte fundamental de su esencia.
‘‘Me esfuerzo en encontrar ejemplos con los que las mujeres nos identifiquemos y con frecuencia los propongo tanto en mis redes sociales como en los escenarios corporativos, porque estoy convencida de que tomar consciencia es el primer paso hacia el cambio’’ expresa.
La escritora sostiene que para lograr un aura de felicidad en el trabajo, los directivos deben implementar y comprender que la estrategia de negocio es llevada a cabo por personas. “Estamos en la llamada Cuarta Revolución, hay que entender que la razón por la que estamos en los negocios no es el dinero, sino permitir que las personas florezcan, y ejerzan su propósito de vida”.
Desde su punto de vista, ¿cuál es la clave para conseguir la felicidad?
¡Llevo 20 años haciéndome esa misma pregunta y nada que la encuentro! Por supuesto, hay una razón detrás de eso: si preguntamos a 100 personas “¿Qué es la felicidad?”, posiblemente obtendremos 100 respuestas distintas y con seguridad todas muy válidas. Por eso es que no he podido encontrar una clave universal para la felicidad. Sin embargo, he llegado a la conclusión de que hay 3 cables que, si se juntan, pueden aumentar nuestras posibilidades de ser felices. Esta idea se desarrolla en mi primer libro, “Felicidad a prueba de oficinas”, y los cables son los siguientes:
- Querer ser feliz: parece una obviedad, pero no lo es. Resulta que el dolor es tremendamente adictivo porque nos acelera el corazón y nos hace sentir vivos. Por eso uno no siempre quiere ser feliz; uno no siempre quiere que se acaben sus dramas: porque si no existieran no sabríamos qué ponernos a hacer con nosotros mismos y, en el fondo, los seres humanos preferimos sufrir antes que aburrirnos.
- Creer que es posible ser feliz: porque mi cerebro no me va a ayudar en algo que no crea que es posible. Si yo no creo que en realidad sea posible que yo sea feliz, no voy a tomar las decisiones necesarias ni voy a tener una actitud de liderazgo en mi propia vida.
- Dejar de jugar para la tribuna: hay que entender que es imposible tener a todo el mundo contento. A nivel profesional, es muy desgastante. Pero a nivel personal, es suicida.
¿Cómo surgió su pasión por el liderazgo?
Surgió como una necesidad personal hace 20 años. Desde que era muy joven he venido pensando que la primera expresión de liderazgo que un ser humano tiene que tener ha de ser en relación consigo mismo. De ahí mi búsqueda autodidacta. Esta búsqueda me ha servido, por ejemplo, para sobrellevar una personalidad melancólica con la que aún hoy sigo lidiando. Y es esta misma pasión por el liderazgo lo que también me llevó —sin proponérmelo— a dejar mi profesión de abogada hace 10 años y dedicarme por completo a la investigación y a dictar seminarios corporativos de felicidad, liderazgo y marca personal.
Si ve en retrospectiva su trayectoria, ¿cuáles han sido las premisas que han guiado su camino?
Honestidad, disciplina, curiosidad.
Honestidad: enseñar herramientas que realmente empoderen a quienes las usan, evitando a toda costa generar las dependencias que son tan frecuentes en algunos movimientos de autoayuda.
Disciplina: la mayor parte de mi camino intelectual lo he hecho por cuenta propia, autodidacta. Procuro estudiar 4 horas cada día, no solo buscando mantener la fuerza de mi mensaje sino, a la vez, como una muestra de amor propio. Recordemos que la disciplina actúa justo donde la motivación acaba.
Curiosidad: la curiosidad ha sido mi alternativa a la ambición. En lugar de querer lograr más cosas por el sólo hecho de lograrlas, me gusta emprender nuevos proyectos animada por la curiosidad de pensar a cuántas personas podrá llegar el mensaje de un nuevo libro, o cuántas vidas podría mejorar diseñando una nueva conferencia. Para mí, la curiosidad es el mejor motor porque no es algo con lo que uno nace o no nace, sino que es una actitud que se puede elegir a cada mañana y que me saca de la cama incluso en esos días en los que siento tan poquita fuerza que ni siquiera quisiera ser yo.
¿Qué tiene el liderazgo femenino que es tan transformador y de impacto en una sociedad?
El liderazgo femenino tiene el encanto de ser estratégico y al mismo tiempo empático. Cuando las mujeres ejercemos roles directivos, no sólo tenemos en cuenta los datos y las opiniones de los demás, sino que cuidamos también los sentimientos de la gente que tenemos a cargo. En mi sentir, ese es el secreto que nos permite alcanzar altos niveles de efectividad sin sacrificar el sentido humano en las organizaciones.
Como mujer, conferencista y líder, ¿cuál es el compromiso que usted ha asumido con Colombia?
Seguir aportando herramientas de cambio desde mi revolución del Optimismo Realista con la ilusión de que más y más colombianos vivamos nuestras vidas con una actitud sincera de liderazgo, convirtiéndonos en un modelo para la región y para el mundo entero.