No hay suerte de por medio… solo preparación, trabajo y dedicación
Una mujer que afirma tomar riesgos y avanzar con empeño, aprovechando las oportunidades y los retos que se presentan en el camino
La vicepresidente ejecutiva y gerente general de la Bolsa Latinoamericana de Valores (Latinex), Olga Catillo es un líder que fomenta la participación de su equipo, a la par que ha tenido bajo su responsabilidad importantes operaciones de inversiones y bancarias en instituciones financieras locales y regionales. “Me gusta que los colaboradores tengan voz, voto y se empoderen de sus cargos y responsabilidades. La colaboración entre los miembros del equipo es importante, al igual que es importante que sientan que el logro de uno es el de todos ya que remamos hacia un mismo objetivo”, señala en entrevista con Factor de Éxito.
Olga cuenta con más de 31 años de experiencia profesional en la industria financiera, con especialidad en banca y mercado de valores. Agrega que también considera crucial la preparación de las personas, porque “entre más conocimientos y experiencias tenga el equipo en trabajo, más enriquecedor es para todos”.
Su liderazgo en el sector la ha llevado a ser actualmente la presidenta de la Federación Iberoamericana de Bolsas (FIAB), secretaria de la Asociación de Mercados de Capitales de las Américas (AMERCA - antes BOLCEN), directora de la Asociación de Depósitos Centrales de Valores de las Américas (ACSDA), directora Independiente de BI Bank Panamá, asociada fundadora de la Asociación de Mujeres Directoras Corporativas Panamá, directora de Fundación Calicanto y miembro de Renaissance Executive Forums Panamá. Y en el pasado fue la presidenta de la Junta Directiva de Central Latinoamericana de Valores (Latin Clear), vicepresidenta de la Junta Directiva de Latinex Holdings, Inc. y directora de la Bolsa de Valores de Panamá. Una trayectoria que la define como una mujer Factor de Éxito.
¿Le ha costado mucho llegar al nivel en el que está ahora?
Por supuesto, han sido años de muchísimo trabajo, aprendizaje y sacrificios. No hay suerte de por medio…solo preparación, trabajar con mucha dedicación y responsabilidad, y sobre todo, aceptando los retos. No rechazaba nuevas responsabilidades por no saber o no sentirme preparada. Todo lo contrario, las aceptaba y en el camino aprendía y le metía mucho empeño.
¿Hay suficientes oportunidades para las mujeres dentro del sector financiero panameño?
Considero que sí. Sin embargo, a pesar de que en Panamá contamos con mujeres altamente profesionales y algunas con cargos de mando y en juntas directivas, hacen falta más mujeres profesionales en puestos de liderazgo. Desafortunadamente, la mayor participación de mujeres en empresas, en general, está en mandos medios y esto incluye al sector financiero. Lo mismo pasa con la participación de mujeres en juntas directivas, la gran mayoría ocupando cargos de director independiente y no necesariamente presidiendo las mismas. Estamos avanzando, aunque no a la velocidad que debiese ser.
En el mundo financiero donde se desenvuelve, ¿ha sentido alguna vez discriminación por su género?
En muy pocas ocasiones y nada grave. Las que he sentido, en su mayoría, han sido por la primera impresión que han podido tener los participantes al ser yo la única mujer en la mesa y en las que, de seguro, pensaron que era muy joven para estar allí. Sin embargo, el cambio y la receptividad se dieron casi de inmediato.
¿Cómo se preparó para interactuar en un mundo de negocios de élite, pero también predominantemente de hombres?
Laboré por ocho años en una de las primeras casas de valores en Panamá, en donde obtuve una vasta experiencia en el mercado de valores internacional, lo que junto a la experiencia laboral bancaria, complementaron mis conocimientos en operaciones de valores, bancarias locales y a nivel regional. Siempre conté con jefes, todos hombres, para quienes el género no era un obstáculo para mi crecimiento profesional.
Si ve en retrospectiva sus más de tres décadas de carrera profesional, ¿cuáles han sido las premisas que han guiado su camino? ¿Cuál ha sido la mayor lección aprendida?
La curiosidad por siempre aprender más, como le llamo: el hambre por aprender y crecer siempre con ética profesional. Mantener siempre encendida la chispa de la curiosidad.
Mi mayor lección es saber que nunca voy a estar cien por ciento preparada o con el conocimiento para aceptar un nuevo reto o cargo. Si no sé todo desde el inicio, reconozco que aprenderé en el camino. En pocas palabras, arriesgarme.