Diálogo y compromiso por el Ecuador
Para el economista, el Ecuador debe buscar soluciones conjuntas entre los diferentes sectores, que propicien acuerdos sociales de amplio espectro para enfrentar los problemas.
Cuando se habla de economía en el Ecuador, Santiago García es uno de esos referentes que es necesario consultar. Doctor en economía internacional y desarrollo, profesor-investigador en la Universidad Central del Ecuador, presidente del Colegio de Economistas de Pichincha y presidente de Mesa de Economía de Diálogos Nacionales - Pacto Social, se ha dedicado por más de 25 años a la Academia y señala que ser parte de procesos de educación y formación de miles de jóvenes universitarios, es muy gratificante para él. “Luego vienen los resultados propiamente dichos, cuando mis estudiantes se convierten en profesionales y avanzan en diferentes ámbitos, asumiendo responsabilidades públicas, privadas y comunitarias. En suma, siento una realización como ser humano de formar parte de estos procesos y de tales resultados”.
Para García, la gran movilización social de octubre de 2019, que reclamaba cambios profundos económicos, sociales y políticos, dejó en los ecuatorianos la sensación de una gran herida abierta. Afirma que se evidenciaron los problemas socioeconómicos y ambientales que persisten internamente, pero a la vez, también quedó claro que el país debía y debe buscar el sendero del compromiso y el diálogo.
Así nació la plataforma social denominada Diálogos Nacionales – Pacto Social, que reivindica la acción colectiva y el consenso nacional y territorial para resolver los problemas. García preside la mesa de economía de esta iniciativa, que “propone la reactivación económica inclusiva, con políticas claras y efectivas para financiar la producción nacional y las exportaciones; inversiones para infraestructuras; acompañamiento de la ambiciosa estrategia de negociaciones comerciales (10 nuevos países alrededor del mundo), con una clara y contundente agenda productiva interna; un acuerdo nacional sobre la reforma laboral que fortalezca los derechos laborales, pero al mismo tiempo facilite y promueva derechos y oportunidades para los amplios sectores hoy sin empleo y pauperizados en el subempleo y la informalidad. Además, planteamos sostener un adecuado y eficiente sistema de protección social (bonos sociales) y efectuar una transición ambiental a partir de cambio de la matriz energética, lucha contra el cambio climático y el consumo responsable por parte de la población”, como la vía hacia el desarrollo económico.
¿Qué se espera para las economías de la región este año, especialmente la ecuatoriana, en términos de crecimiento para este año?
Considero que es muy importante efectuar dos reflexiones profundas sobre la economía latinoamericana en general y la ecuatoriana en particular. En primer lugar, toda la Región, con alguna excepción que resulta difícil identificarla, se ha presentado como una de las zonas más vulnerables frente a la pandemia sanitaria del COVID-19, por la extensión y profundidad de la crisis económica y social que ha vivido desde inicios de 2020. Los niveles de contagio, las muertes directas y los llamados fallecimientos por exceso (muerte sin prueba de COVID) han superado en términos relativos incluso a regiones de África y Asia. En segundo lugar, la crisis económica también ha sido profunda por la caída del Producto Interno Bruto y la destrucción masiva de empresas (fuentes de empleo) y de puestos de trabajo, especialmente formales.
En tal contexto, la principal preocupación del sector productivo ecuatoriano es que no hay certeza de que el crecimiento económico se consolide en el presente año y en los subsiguientes. El crecimiento económico de 2021 apenas llegó a 3,9 % a manera de rebote luego de la grave crisis económica del 2020. Por cierto, un crecimiento de los más bajos de la región latinoamericana. En tal sentido, las perspectivas de un crecimiento de 2,6 % durante el presente año no presentarían un panorama favorable para su cumplimiento. Factores coyunturales y estructurales que están afectando a la recuperación económica según su nivel de importancia son los siguientes: crisis política internacional provocada por la guerra Ucrania-Rusia, que también ha dado paso a una guerra económica; la lenta recuperación del empleo productivo; incremento de la pobreza por ingresos con un incremento de 1,2 millones de ecuatorianos en el último año. Por tanto, la coyuntura económica del país se presenta complicada y difícil, que va a exigir un duro trabajo del gobierno nacional y de la propia sociedad ecuatoriana.
La tendencia de alza en los precios de los productos y servicios se ha visto en todo el mundo, ¿cómo ha impactado esto en la economía ecuatoriana?
La noticia económica internacional de principios de 2022 fue constatar que las principales economías desarrolladas estaban enfrentando niveles altos de incremento de precios internos. En efecto, las autoridades estadounidenses reconocieron una inflación anual de 7,4 % en 2021, uno de los niveles más altos de los últimos 40 años y una inflación de 5 % dentro de la Unión Europea. En consecuencia, bien podría decirse, que el mundo desarrollado “exporta inflación” al resto del mundo. Por tales razones tenemos preocupaciones los latinoamericanos, pues no hay duda que esta situación va a acelerar la inflación regional.
Para el caso de mi país, es bueno decirlo, este sistema monetario-cambiario ha generado gran estabilidad monetaria interna, pues cifras oficiales muestran que el promedio anual en el período 2013 – 2022 fue de apenas 1,62 %. Ahora bien, esta estabilidad está amenazada por los problemas inflacionarios antes reseñados de Estados Unidos y la Unión Europea, por sus impactos en materias primas, bienes intermedios y bienes de capital importados. A lo anterior se unen los problemas de baja producción por el fuerte invierno. Así, existe una dinámica inflacionaria importante en el país ya que la inflación anual a enero de 2022 llegó a 2,9 %.
¿Cómo apoyaría al sector productivo ecuatoriano para impulsar la diversificación y las exportaciones?
El sector exportador ecuatoriano mantuvo un comportamiento muy importante durante el período de reclusión social en 2020, con cifras positivas en la principal oferta exportable: camarón, banano, flores, productos de la pesca, cacao y sus derivados, café y sus derivados, entre otros. Este comportamiento impidió que se profundice la crisis económica en el país. Luego de marcar una cifra récord de exportaciones no petroleras durante 2021, ahora le toca enfrentar grandes desafíos por los efectos desastrosos en la economía y el comercio mundial por la guerra entre Rusia y Ucrania y por los problemas mismos internos generados por una lenta recuperación económica. Las políticas estructurales, es decir de mediano y largo plazo, se relacionan tanto con el fortalecimiento de cadenas productivas que incorporen al mayor número de empresas, microempresas y organizaciones de la economía popular y solidaria, así como la incorporación de innovación tecnológica. En lo coyuntural, se hace necesario apoyar a los sectores exportadores afectados por la guerra a través de la entrega oportuna de incentivos tributarios (drawback); la rebaja de impuestos internos; la facilitación de crédito oportuno a través del sistema financiero nacional.
En un contexto inflacionario y según su experiencia, ¿cómo ve el clima de inversión, tanto extranjera como local, en Ecuador para este año?
La inversión extranjera directa ha sido mínima en las dos últimas décadas, pese a ciertas ventajas que brinda la dolarización como la estabilidad de precios y la estabilidad cambiaria. Aproximadamente, estas inversiones han representado apenas 2 % en promedio con respecto al producto interno bruto (PIB) y se han concentrado básicamente en sectores extractivos como el petróleo y la minería. El Foro Económico Mundial ubicó al país en términos de competitividad en el puesto 86 dentro de un grupo de 140 países, año 2019, destacando varios problemas en el ambiente de negocios y clima de inversiones. Los problemas más acuciantes se relacionan con el tamaño del mercado interno, el bajo dinamismo de los negocios, limitaciones en la capacidad de innovación, las rigideces en las relaciones laborales, entre otras. También se han identificado avances en los niveles educativos y la disponibilidad de ciertas infraestructuras. Por su parte, la propia inversión nacional se vio muy restringida por la crisis de la pandemia del COVID-19, pero viene recuperándose lentamente a la par que los ecuatorianos volvemos a las actividades sociales y económicas habituales, en el marco de un exitoso proceso de vacunación implementado por el gobierno nacional con un fuerte apoyo de la empresa privada y otras organizaciones sociales como las universidades. Lo que viene a futuro va a estar marcado tanto por las políticas públicas que se están implementando a través de varias reformas legales para promocionar las alianzas público-privadas, zonas francas y concesiones petroleras, así como por la recuperación del consumo interno.