Un camino migratorio con el sueño de llegar a la NASA

Casi 7 años de travesía por varios países llevaron al venezolano Juan Carlos Chávez a participar en uno de los proyectos más valiosos para la humanidad y  hacer del diseño un elemento sustentable y sostenible 

Al preguntarle al diseñador industrial venezolano Juan Carlos Chávez sobre su trayectoria profesional en Estados Unidos, su calificativo inmediato es una “experiencia-travesía” de 7 años desde que salió de Venezuela.

Aunque lo soñó, las realidades migratorias a las que se enfrentó, muchas veces negaban la posibilidad de su sueño. Chávez relata que la situación industrial en el país para el año 2014 se hizo cada vez complicada para emprender. 

 

“Me asocié con un ingeniero con el objetivo de diseñar y fabricar nuestras propias máquinas, así como los productos que estas fabricaran para el mercado de consumo. Nuestro primer pedido fueron 100.000 empaques para comida y éramos proveedores de piezas en termoformado plástico para una empresa fabricante de transporte pesado, pero el desplome industrial del país me hace tomar la decisión de irme de Venezuela”, comenta.

 

Su primer destino fue Perú. Con solo dos maletas, una de ropa y la otra llena de libros, llegó a la nación inca con la meta de dar clases de ingeniería y enseñar a ingenieros a pensar como creativos, algo que podía lograr gracias a su experiencia en las aulas de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) en Venezuela.

 

Sin embargo, para el 2019 la administración gubernamental de estudios superiores exigía por decreto que las universidades solo debían contratar a profesores con el grado de maestría y como emigrante, fue imposible costear una maestría. 

 

Llegar a Chile: Una “avalancha”

En 2019 decide irse a Chile con las mismas esperanzas, pero esta vez, el resultado fue diferente. “Mi sorpresa es que recibo la oferta de unirme a la plana docente a tiempo parcial y con la maravillosa posibilidad de iniciar mi PhD en dicha universidad. ¡Fue como una avalancha! Comencé a conocer a profesores de otras universidades y recibí propuestas para ingresar como académico en sus universidades y lo mismo pasaba con las empresas de diseño y desarrollo”, cuenta Chávez.

Gente de éxito

 

Pero los eventos sociales en marzo de 2020 en Chile afectaron todo lo que había construido. Decidió ir de vacaciones a Estados Unidos, pero para ese momento había perdido mucho más que una oportunidad laboral.

 

“Me había quedado sin nada, sin hogar, sin trabajo, sin país donde ir, incluyendo hasta mi pareja sentimental…  Viví en un sofá por un año, pero ese año fue mi resurrección como Ser, toda la perspectiva de mi vida había cambiado en un mes”, describió.

 

En ese camino poco a poco fueron surgiendo nuevos escenarios, aprendió a hacer pizzas en un local de comida rápida, a mantener y limpiar un hotel, ayudó a su padre a terminar de escribir donde es co-autor y fue invitado como asesor internacional en el equipo de Bioastronautics and Space Mechatronics Research Group, en donde actualmente se desempeña como ingeniero de diseño investigador.

 

Ya con su permiso de trabajo en los Estados Unidos, luego de varios meses de espera, finalmente Atlanta Attachment le abre sus puertas para trabajar con ellos, el objetivo de su participación es la implementación de nuevas tecnologías y aplicar su experiencia profesional.

 

Se cumplió el sueño de trabajar en la NASA 

 

“Desde adolescente he estado consciente que me iría de Venezuela, que todo lo que aprendiere en el país que fuera, no es para quedarme en ese lugar, si no, más bien, es solo un paso del sueño que siempre tuve de niño:trabajar en la NASA  y eso implicaba que tenía que llegar a los Estados Unidos”, asegura.

“Si me tocara de nuevo pasear perritos, preparar pizzas, quedarme sin país y perderlo todo para lograr los sueños de mi corazón con tal de alcanzar las estrellas y el espacio lo haría de nuevo.” Juan Carlos Chávez

El diseñador industrial cuenta que en Perú participó en los dos proyectos que marcaron su carrera profesional a nivel internacional: El desarrollo de un equipo biomédico y lograr la posibilidad de sembrar papas en el planeta Marte, con el objetivo de alimentar a las colonias de astronautas que irán a dicho planeta. 

Enviar un kilogramo de papas a Marte costaría 10.000$, por eso se empeñaron en crear un clima controlado, utilizando las condiciones de Marte para sembrar papas y así estar a un paso más cerca de ir al planeta rojo. 

“Un trabajo internacional con tres instituciones NASA, CIP y UTEC, cada equipo articulando información, experiencias, documentos top secret, envío de equipos tecnológicos, fabricación digital, y de nuevo, mi as metodológico haría presencia en un proyecto como este”, destaca. 

Oriundo de Mérida, una región de los andes venezolanos insta a hacer del diseño, un elemento sustentable y sostenible, desde un enfoque que considere los problemas actuales sin comprometer los recursos, sean de tipo industrial o social. Además, recomienda aplicar de forma inteligente y racional metodologías de desarrollo e innovación, con el fin de crear un ciclo de vida del producto viable para el ambiente, así como también en lo económico y social. 

Gente de éxito #2