IV Edición: Recursos energéticos & mineros

Chile en 40 años: del crecimiento frustrado al crecimiento acelerado.

Durante más de 140 años la economía chilena deambuló en la frustración. Pero a partir de 1974, cambió su modelo de desarrollo. De una economía estatal, pasó a una de mercado, donde la iniciativa privada sería motor del crecimiento. De una economía centrada en el mercado interno, a una economía abierta al comercio exterior.

Los cambios en la segunda parte de los setenta fueron enormes. Se redujo la inflación, se eliminaron controles de precios, se bajaron aranceles, se devolvieron a sus dueños las empresas estatizadas y se promovió la iniciativa privada. Más tarde las reformas al sistema de pensiones y al sistema financiero, serían centrales en el proceso de crecimiento.

Esto se hizo en períodos de aguas turbulentas. Junto a la crisis institucional y política de los setenta, se suma una recesión internacional en 1974 y otra entre 1981 y 1982. Ambos hechos trajeron fuertes caídas en el PIB y altas tasas de desempleo, esto exacerbado por una política de tipo de cambio fijo y salarios indexados al IPC. El resultado fue un aumento en la tasa de pobreza que alcanzó a un 45% de la población. Las autoridades económicas de la época debieron reformar el  sistema financiero, altamente debilitado tras la crisis de los ochenta. Continuaron las privatizaciones de empresas estatales, se reformó el sistema de educación, salud y vivienda.

Con el retorno a la democracia el modelo se profundizó aún más, y se gestó la llamada época de oro de la economía chilena. Entre 1986 y 1997, Chile creció a un 7,3%, cifra notable, sólo comparable con países asiáticos que lo hacían al 10% promedio anual. A partir de allí el país toma una senda estable de crecimiento, con recesiones incluidas como la asiática o la crisis financiera del 2008, que no tuvieron un gran impacto.

Pero esto también ha tenido consecuencias negativas: el rápido crecimiento estaba unido a altas tasas de desempleo y altos niveles de pobreza en etapas iniciales, lo que aumentó la desigualdad entre personas y entre localidades, realidad que aún nos acompaña. Chile aún está en deuda en tres aspectos para continuar con su senda de crecimiento: el sistema de educación, la baja tasa de innovación y la excesiva concentración económica y geográfica.

Por:; Andrés Ulloa Oliva