Escoger el nombre de tu bebé puede causar ansiedad y angustia, pues suele ser un tema donde toda la familia quiere opinar y adicional a esto tanto la madre como el padre tienen ideas distintas y posiciones diferentes. Por otro lado, para algunos padres es más sencillo si ya tienen pensado una opción (para niño o niña) desde antes de quedar embarazados y solo esperan el momento de la llegada para hacerlo realidad. 

 El nombre es nuestra carta de presentación e influye en nuestra personalidad y en nuestras relaciones con los demás, por lo que la tarea de nombrar a tu hijo debe ser bien pensada y premeditada, sin olvidarte de lo realmente importante: ¡disfrutar de todo el proceso que implica la dulce espera!

Antes que todo, debes saber si prefieres los nombres cortos  o los nombres largos. Una recomendación es optar por uno o el otro dependiendo el apellido, es mucho más rítmico un nombre corto con un apellido con fuerza y visceversa.

Asimismo, en algunas familias, es tradición poner a los hijos el mismo nombre que ha sido usado en varias generaciones y en ocasiones se espera que se continúe usando. La elección es únicamente de los padres, y así como hay padres que se sienten cómodos y desean continuar con este mandato implícito, hay otros que no lo desean y rompen la tradición familiar.

De cualquier manera, o sea cual sea el método que utilices para nombrar a tu bebé lo que debes tener en mente siempre es la relevancia que tienen los padres sobre los niños que desde el mismo instante donde toman un nombre y se lo adjudican ya son capaces de modificar su vida, así que en este momento te recomendamos que pienses en esa criatura que viene al mundo y hagas lo mejor en pro de él o ella. ¡Empezando claro, por su  nombre!